Aprender y convivir: los cursos del STUANL como espacios de comunidad

En el STUANL, los cursos y talleres no son únicamente espacios para adquirir conocimientos técnicos o desarrollar nuevas habilidades. Son, ante todo, puntos de encuentro donde las y los trabajadores universitarios —activos y jubilados— se reconocen como parte de una misma comunidad, comparten vivencias y fortalecen lazos de amistad y compañerismo.

Cada actividad formativa se convierte en una oportunidad para convivir y aprender de manera colaborativa. Ya sea en un curso práctico, una capacitación técnica o un taller recreativo, las y los participantes se descubren resolviendo retos juntos, intercambiando consejos y compartiendo momentos que generan confianza y cercanía. Ese ambiente, donde la experiencia de unos complementa el entusiasmo de otros, es lo que da sentido a la palabra “colectivo”.

En los últimos meses, esta visión se ha materializado en cursos como “Química de la limpieza: elaboración de productos”, que además de enseñar fórmulas y técnicas seguras, ha sido un pretexto para que compañeros y compañeras compartan anécdotas y experiencias útiles para el hogar. También en el taller de costura básica, donde entre puntadas y patrones han surgido amistades que ahora se extienden más allá de las aulas.

Otros ejemplos son el “Summer Music Camp” y el curso de canto para adolescentes, pensados para hijas e hijos de trabajadores y trabajadoras, que han creado un puente entre generaciones y fortalecido la convivencia familiar. Asimismo, actividades como los cursos de informática, manualidades y desarrollo personal han demostrado que el aprendizaje es más enriquecedor cuando se vive en compañía.

La oferta del STUANL es amplia y diversa, pensada para que todas las personas puedan encontrar un espacio acorde a sus intereses. Lo valioso es que, más allá del contenido que se imparte, estos cursos crean un tejido social donde florecen el respeto, la solidaridad y el orgullo de pertenecer al sindicato. Al final, no se trata solo de salir con un diploma en la mano, sino con nuevos amigos, aliados y una red de apoyo que trasciende el aula.

En palabras del Biólogo Rafael Garza Ibarra, estos cursos son una forma de mantener vivo el espíritu de comunidad dentro del sindicato. No solo se trata de aprender algo nuevo, sino de encontrarse, compartir y sentirse parte de un colectivo que crece unido. Cada espacio formativo es una inversión en bienestar y en las relaciones que nos fortalecen como compañeras y compañeros.