
La trayectoria de Claudia Patricia Martínez Lozano en la Universidad Autónoma de Nuevo León refleja una vida marcada por la constancia, la inclusión y la defensa de la igualdad de oportunidades. Desde que egresó de la Licenciatura en Ciencias Computacionales en la Facultad de Físico Matemáticas, Claudia ha encontrado en la universidad un espacio que le ha brindado respaldo para crecer personal y profesionalmente, especialmente como trabajadora con discapacidad.

Un camino de liderazgo en inclusión
En 2011 fundó la organización Universitarios con Discapacidad en Acción, un proyecto que abrió puertas y consolidó redes de apoyo dentro de la UANL. Más tarde, se integró al Centro de Innovación y Recursos para la Inclusión (CIRI) y actualmente colabora en la Secretaría de Igualdad e Inclusión, bajo la dirección de Francisco Gojón en el área de Cultura para la Paz.
“Desde estudiante me involucré en servicio social y prácticas profesionales. Poco a poco fui aprendiendo lo que significa apoyar y respaldar a otros, hasta llegar a ser presidenta del consejo para personas con discapacidad”, recuerda. Esa labor fue reconocida al otorgarle la oportunidad de sindicalizarse como trabajadora universitaria.
La riqueza de la convivencia
Para Claudia, la discapacidad no es un límite sino una oportunidad de aprendizaje colectivo: “Somos personas y convivimos con más personas, independientemente de la discapacidad. Hay compañerismo, apoyo y la posibilidad de aprender mutuamente”.
Relata que dentro de la universidad ha encontrado gestos valiosos, desde compañeros que la apoyan en temas de infraestructura hasta vigilantes atentos a sus necesidades. “Cuando señalamos que un cruce peatonal no es accesible o que falta una rampa, se toma nota. Esa disposición marca la diferencia”, afirma.
Al sindicalizarse, Claudia reafirmó la importancia de las prestaciones laborales como parte de su proyecto de vida. “Todos tenemos sueños: una casa, un coche, una vida digna. En mi caso, mi coche está adaptado y mi siguiente meta es transformar mi casa para hacerla accesible. Eso solo es posible gracias al respaldo que brinda la universidad y el sindicato”, expresa.
Resalta especialmente el servicio médico universitario, al que considera fundamental para tener calidad de vida y rendir laboralmente. “Es un gran alivio contar con un sistema de salud que nos atiende y que entiende nuestras necesidades”, subraya.
Resiliencia frente a las barreras
Claudia reconoce que las barreras son múltiples: en la infraestructura, en la cultura y en la inclusión laboral. Sin embargo, ha aprendido a transformar cada obstáculo en una oportunidad. “Cuando vivimos la pandemia, todos nos enfrentamos al encierro, pero para las personas con discapacidad fue un reto aún mayor. La respuesta estuvo en la resiliencia y la tolerancia, en usar las herramientas que tenemos y ponerlas al servicio de los demás”.
Un mensaje a la comunidad
Consciente de que los retos son transversales y que nadie está exento de enfrentar dificultades, Claudia envía un mensaje a sus compañeros con y sin discapacidad:
“En cada persona radica el talento. Siempre habrá barreras, sean económicas, familiares o del entorno, pero lo importante es reconocer nuestras fortalezas y usarlas para crecer juntos”.
La historia de Claudia Patricia Martínez Lozano nos recuerda que la inclusión y los derechos laborales no son concesiones, sino conquistas colectivas que permiten a cada trabajador universitario construir sus sueños y aportar lo mejor de sí a la comunidad.